jueves, 24 de septiembre de 2015

Otro muerto viviente más

A veces me pregunto quién es ese extraño
que moquea frente al televisor  y
de vez en cuando estornuda y tose

luego se mira en el espejo
se explota algún grano
haciendo muecas de un exagerado dolor

por si fuera poco usa traje elegante
con un ordenador mac book pro
y lleva un poemario dentro
con mis miedos pegados
los suyos propios no los distingo

llega tarde a la renfe y lo sé porque yo llego tarde
pero es puntual cuando iniciamos el sprint a la vez

se le posan ideas que graznan en círculos
sobre su huerto de ideas estables
y repasa los filos de las mentiras con su lengua

se aferra a un ramo de rosas sin dirección
haciendo derramar su fluido rojo y espeso
pues hace bastante frío
aunque no use guantes
y el sol pique en la nuca
y así es como consigue que coman de su mano

aunque sólo lo haga una vampira desesperada.

domingo, 6 de septiembre de 2015

A la altura de una mierda de su perra

Ahí estoy yo:
  a la altura de una mierda de su perra.

En el suelo. Aún cálido
como el resto de cadáveres recientes,
esperando que me recoja con una bolsita de plástico
y me lleve hasta la papelera más cercana.

Y lo hace.

Me recoge
con cara de asco y la mirada en cualquier otra parte
—que siempre será mejor que en mí—
y me lleva,
lo más lejos posible de su cuerpo
con el brazo extendido,
hasta la papelera más cercana
con urgencia.

Con ganas de liberarse de algo que huele mal
y que mejor recoger.

No sea que alguien me pise
y tenga que limpiarse los zapatos.

Por si fuera poco 
en la papelera tengo una compañía de mierda
y mejor solo que mal acompañado.
Pero los problemas
y los pensamientos resultantes
siguen agrietándome
permitiendo que goteen mis fuerzas.

¿Qué más da?
¿Acaso los muertos necesitan fuerza?

Supongo que sólo los que quieren revivir.

Y yo quiero,
si es para hacerlo a tu lado.


sábado, 5 de septiembre de 2015

Ciclo de la vida

Cruel,
como el fanganoso acto de crear la destrucción
que acaba arrasando con el que
retóricamente
le parió.

Se puede decir
que es el creador
y solo él
el que se autodestruye queriendo autoayudarse.

Cría cuervos y te sacarán los ojos.

Si lo piensas es como cuidar ancianos que no te criaron
que crían palomas que no sacan los ojos
para que puedas ver cómo te cagan encima.

No insinúo que haya que matar a los viejos
pero quizá
si las palomas se socorrieran entre ellas
acabarían por llenarse de mierda,
se autodestruirían

pero ese no es el ciclo de la vida.

Nadie criará cuervos
las palomas seguirán dándonos asco y nos cagaremos en ellas
y el ser humano
será
todavía
el único en todo el planeta
en acabar con tantas cosas que ni siquiera ha creado,

en acabar, incluso, con su propia especie.

lunes, 31 de agosto de 2015

Estadísticas

No marco abdominales
ni mido más de uno setenta
pero tengo una barba
  con calvas.

No me gusta ligar en discotecas
ni tengo mucho dinero
ni me mantienen mis padres a base de caprichos
pero tengo un trabajo
  de una semana.

No tengo coche
ni moto
pero tengo una bici con dos ruedas
  pinchadas.

No estudio una carrera.
Ni siquiera hice la PAU.
No echo currículums en tiendas de ropa ni bares
pero tengo un grado superior
(a falta de las prácticas)
  de algo que es difícil currar.

No tengo casa propia
ni vivo cerca de mi novia
pero tengo el bono transporte
  más caro de toda la comunidad de Madrid.

No tengo suficiente ropa de marca
ni gafas de sol en verano
ni guantes en invierno
pero tengo un bañador
  ahora que septiembre está en la esquina para vaciar las piscinas.

No tengo una sonrisa genial
ni una mirada expresiva
ni una voz sexy
pero tengo mucho que decir
  que muchas veces,
  he de decir,
  me callo.

No tengo un libro publicado
pero tengo muchos poemas
  que no sé cómo ordenar

y,
¿sabéis qué?

Todo
me
suda
la
polla.

Todo eso que no tengo
y todo eso que que tengo que preferiría no tener.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Sin rebañar

Estás como un cencerro, como una regadera,
como una camiseta tendida que ha perdido una pinza.

Estás como una margarita deshojada que acabó en un
“no me quiere” sabiendo el truco para que te salga,
como un tarro de Nocilla sin rebañar,
como un cigarro de liar apagado a la segunda calada
cuando tienes repleto el gas pero la piedra jodida.

Estás siendo levantada por el competidor
subido en el escalón del podiúm
donde hay impreso un 2: estás alzada a rastras.

Estás en la parada del autobús esperando que hoy pase tarde
cuando segundos antes de que llegaras acababa de marcharse.

Estás empezada con todo tipo de ilusiones pero sin continuar
como algunos poemas desteñidos que comencé a escribirte.

Estás siendo empapada por culpa del Sol que tanto me ilumina.
Estás pasando abril con la boca seca.

Estás escuchando a Sabina a todo volumen en tu salón
para intentar camuflar los quejidos
que te salen por cada latido.

Estás jugando a meterte en las botas de Pulgarcito
siendo ridículamente más diminuta.

Estás de muchas maneras tristes
pero la que más me gusta
es que estás lejos
      de mí.



lunes, 24 de agosto de 2015

Que no suene a compromiso.

No me regales libros de poesía.

No limpies las lágrimas
que se pierden por mis mejillas
decididas en una caída libre.

No me invites a cerveza.

No confíes en mí
los secretos más deteriorados
que guardes en tu tórax de recuerdos.

No hagas que calce,
de manera orgullosa, unas ojeras
por haber pasado otra noche en vela
a tu lado.

No recojas mi chaqueta de cuero
cuando casi la vuelva a perder.

No me muerdas el labio
como si no quisieras morder otra carne.

No me ofrezcas fuego
cuando alguna fulana me haya picado el mechero.

No me hagas sentir mejor persona.

No hagas que caiga abatido en la cama
—indiferentemente de si es en la tuya o en la mía—
después de haber hecho el amor
con la intensidad
del que folla con odio.

No le hables bien a tus amigas
de este tipo que parece que te quiere más
de lo que nunca creyó poder hacer.

No me hagas escribir con tanta facilidad.

No me digas que me echas de menos
cuando ni me ha dado tiempo a bajar
las escaleras del metro
ni a ti a doblar la esquina.

No me llenes la bañera de poemas
y luego me digas que se te han arrugado los dedos.

No te maquilles.
      No te pongas vestidos cortos.
            No te me desnudes cuando estemos solos.

Sólo mírame a los ojos
y silencia los ruidos que emiten
las dudas de mi interior
con un “sí, quiero”
que no suene a compromiso.

viernes, 7 de agosto de 2015

Jugar a la paz en medio de la guerra

A mí lo que me asusta es la paz, la calma.
Porque, por decirlo así,
la calma es rutina.

Pienso que los cambios vienen a partir de los conflictos
de las necesidades
de las metas
los objetivos
y que nadie puede tener todo lo que desea
porque habría quien deseara lo mismo
de cosas que son irrepetibles, únicas.
Limitadas.

Por eso doy las gracias a la gente ahogavidas:
por dejar trincheras sin fondo y minas camufladas
para poder disfrutar de las personas salvafiestas
que me auxilian, como auxilia un botiquín;
resolviendo dolores
para seguir jugando
en paz.